jueves, 18 de septiembre de 2008
Un día en Laisves Aleja
Es la calle peatonal más larga de Kaunas, y de Europa. Lo dicen los lituanos y alguna guía turística, escrita por lituanos, mal traducida al castellano. Laisves Aleja, y creo que acierto si digo que es su nuevo nombre, postsiviético, y tanto, pues significa "calle de la libertad", es el centro de la vida Kaunética, o eso. A los rusos les hubiera gustado más llamarla paseo de los trabajadores, o calle 1 de Mayo o cualquier mamonada con la que tener contento al pueblo. Para nosotros es la calle Madrid, por su parecido a la de Getafe y yo a veces, en voz baja, y así nadie me riñe, le digo calle corrida, que está en Gijón, una ciudad del norte de España, a menos de 30 kilometros de Oviedo, que sí, es el lugar donde nació Fernando Alonso, el asturiano más conocido del mundo, y a mí me cae bien, pero pienso: "¡que pena!".
Laisves Aleja son 1,7 kilometros de paseo adoquinado; en general bloques grandes y muy cómodos para el paseo. Sólo a veces, hay que procurar no tropezar con las alcantarillas, largas y también kilométricas, que cruzan la calle de un lado al otro, el Kaunas viejo y la iglesía de San Miguel, en lituano. Fue construida no mucho antes de que llegaran los rusos, católica y romana, con un toque renacentista y otro ortodoxo. Es monumental, espectacular y fea, en mi opinion, como todos neoalguismo sintético. Aun así y fea, impresiona.
Laisves Aleja madruga porque se acuesta muy temprano, después de las seis de la tarde, cuando cierran aquí los comercios pierde su vida, que es mucha, en el marco de una ciudad a sólo 300 kilometros del báltico; un mar tan frío que se congela, un mar osado, tanto como para olvidar su función natural y convertirse en hielo- ¡Es insultante!-. En la noche, aunque bien iluminada, y esto es excepción en Kaunas, no hay un alma.
El paseo está salpicado de puestos de libros, prioritariamente en ruso, de flores y de los "kioskas", que venden desde tabaco a café, el periódico, agua o una bolsa de patatas frita. En la noche, los tapían las kioskeras, maleducadas, unas hijas de puta (sin generalizar), que piensan que Dios habla lituano y vive en Kaunas. Quedan a salvo de los tiros, de algún borracho o de Mihail, o así me gusta pensar que se llama, un ruso muy jodido, alcohólico, vagabundo sin techo. El hombre más valiente del mundo.
Ya tira el frío, te cagas, voy a abrigarme.
Icki otro día.
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2 comentarios:
Nunca pense que algún día querría ir a Lituanian, qué curioso!! Ahora ya está apuntado en mi agenda, para cuando me haga ricaricarica (mileurista no pido mas)
Y qué vale comprarse un kioskas entero
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