lunes, 17 de noviembre de 2008

Viaje a Rusia - Capítulo III

Nadie se atrevió a romper las reglas el tercer día. Visita a ¿otro palacio de verano?, una casita de muñecas, pintada de perfecto azul cielo y blanco llevada a dimensiones descomunales. Aunque con los jardines no demasiado bien cuidados y las fuentes apagadas, la estampa que se dibujaba tras nosotros era como salida de un cuadro. Pero el estilo naive de la primera impresión se estropeó con lo ostentoso de la parte de atrás; enormes fuentes rodeadas de figuras macizas de oro dejaban un sabor de boca un tanto extraño, como de haber estado un lugar que aunque muy pretencioso se quedaba en lo kitsh.
El báltico, al fondo y no tan calmando como se costumbre, hacía todo más soportable. La decisión fue casi unánime, había que salir de allí y aproBechar las pocas horas de luz que quedaban en el centro de la ciudad. De camino hacia el bus paramos en la segunda colorful church. Dentro de la capilla, rodeados por un círculo de velas, un matrimonio joven bautizaba a su hija de unos 6 años. El rito ortodoxo requiere que las mujeres lleven la cabeza cubierta y que la niña sea bendecida en varias pares de su cuerpo. Después de observar embobados la ceremonia y sacar alguan foto inapropiada, cogimso el bus que nso llevó de nuevo a Stalingrado donde comimos bolas de pollo. De vuelta al centro caminamos por la calle Nevski, rodeamos la catedral, sacamos fotos a la fachada del hermitage en hobras y nso topamos con un horrrooso espectáculo de mendigos cobrado a viandantes cualquiera por hacerse fotos con sus pobres monos vestidos de calle. Cuando los demás camaradas llegaron cansados de tanto palacio la mejor opción parecía unirnos a ellos y caminar de noche hacia la isla y su fortaleza. Al final, cada uno a su ritmo, los españoles y el incondicional alemán nos quedamos atrás y descubrimos solos el castillo desierto y a Peter, el fundador de la ciudad, con su pequeña cabeza. Por la noche, iluminada y tranquila, la ciudad se presentó ante nosotros como candidata a “lo mñas increible que he visto nunca” Probablemente durante el camino de vuelta la hostal , la temperatura estaba muy por debajo de cero.

Sara Paz

Camino al palacio, por la mañana. Al fondo, una de las estaciones de metro.El dichoso palacio. Otro donde los Zares pasaban el verano
Un colibri.
Javi y Sara, sobre el canal que riega las fuentes de palacio
Sara justo a lado del mar.
Los primeros rayos del atardecer
Museo de cera - 1
Museo de cera - 2
Museo de cera - 3
Otra iglesia de estilo moscovita.
Un retrato o una caricatura.
El músico que faltaba en la orquesta.
Un canal.
Plaza al pie del palacio de invierno
Dos BMV junto a un coche de los viejos tiempos.
cuatro arboles de navidad.
dos enamorados rusos con el palacio de invierno o hermitage, a sus espaldas.
No es heineken

el hermitage visto desde el puente que cruza al otro lado de la ciudad.
5 y Diciembre

Nahuel

1 comentario:

antonieto dijo...

La foto del trompetista es belleza pura.