miércoles, 26 de noviembre de 2008

Viaje a Rusia - Capitulo V (escrito por Nahuel)

Yo soy el fotógrafo misántropo, lánguido, tardo y tozudo, que ha venido colgando las fotos durante estos días. Hasta ahora he permanecido en silencio. Podría haber esperado a la próxima azotaina escrita de la pérfida pluma esta, como normalmente hago, pero he decidido irrumpir en el campo de las letras para protestar, y con toda la razón.

Sara es una buena amiga, una gran persona, que comparte y se preocupa de los demás; incluso es una buena amante, no lo pongo en duda. Pero como compañera de viaje, en el sentido menos metafórico de la palabra, es un suplicio o una rozadura en el zapato, (que además sufre con frecuencia). Para ella, cualquier distancia es larga, cualquier espera una eternidad y cualquier contratiempo, una desgraciada. Será su condición natural de persona hiperbólica, pero no la disculpo. Aún menos este último día en San Petersburgo, que resultó memorable pero doloroso, como una herradura.

Para empezar, heredamos la resaca de la noche anterior. Entre el gran grupo, algunos de los pocos que habíamos oído hablar de Dostoievski, fuimos a visitar su museo, que resultó estar cerrado por fiesta nacional. Paradójicamente, y esto abala la grandeza del pueblo ruso, los rusos celebran su última gran fiesta nacional, la que conmemora el origen de la Federación Rusa, el mismo que día que se independizaron muchos de los países que invadieron antes y después de la II Guerra Mundial. En realidad, sería como celebrar el día de la hispanidad en el aniversario de la perdida de Cuba y Puerto Rico.

Probamos entonces otro museo, el Hermitage (un Louvre ruso, o mejor). Era una larga caminata. Demasiado larga a juicio de Sara. Llegamos sedientos, allí donde el agua y los abrigos están prohibidos. No las cámaras, y fue una suerte, porque los cuadros se mueven menos incluso que los rusos. Tres horas caminando en soledad, pues me he vuelto de esos que gustan valorar el arte sin distracciones, y al final nos fuimos. Afuera estaban Sara y los otros, apáticos, como salidos de una sesión de ‘Pilates’.

Fuimos a recobrar fuerzas, a por nuestra primera comida del día, un poco antes de las 6, cuando ya era de noche. Era una pizzería un tanto desagradable, y sobre todo muy apretada. Aquí sucedió el que probablemente haya sido el hecho más desgraciado del viaje. A Sara le robaron la cartera. Allí llevaba el DNI; 300 rublos (unos 10 euros); dos tarjetas de crédito correspondientes a dos cuentas distintas, ambas con bastante dinero; el carnet de conducir; la licencia de armas y la tarjeta sanitaria europea. No es para reírse, pero aun así, reproduzco alguna de las frases de consuelo más populares de aquel noviembre del 2008: “lo importante es que tengas salud” “podría haber sido peor, te podrían haber robado el pasaporte” “si cada ruso te diera una peseta…” “seguramente cojan el dinero y tiren las tarjetas” “no queda nada para tu cumpleaños” “si te las usan, estás en tu derecho de negarte a pagarlo” “a mi tía Eulogia Aurelia…” “tu tranquila tía, que si necesitas dinero te lo dejo”.

Tras la desgracia, San Petersburgo, aquella gran ciudad, se torció en un lugar malcarado e incierto. Se nos había acabado. Desde entonces, como cualquier día de viaje, noctambulamos hasta que llego nuestra hora. En la estación, un fresco del abuelo Lenin guiando al pueblo nos despedía, a los 11 de Moscú.

Calle aneja al hogar de DostoiesvkiCola de entrada al Hermitage
Niña saltando (foto de maria)
Mundo en el bolso del hurto (foto de maria)
Pingui (foto de maria)
Pasillo en el hermitage
Venecia, pero hace mucho tiempo
Cezanne


Hermitage
Hermitage
La galería del retrato
Espera en un café a la hora de la huida
Mundo contento
La flecha roja. Un tren de lujo ruso en el que por supuesto no fuimos
Flecha roja
Moskova Station
11 erasmus cansados

Nahuel

7 comentarios:

Peter Pánico dijo...

O "te podrían haber pegado un tiro...". Esas cosas suceden en las mejores familias... Ánimo y tal!
Por cierto, fueron a Moscú o van a ir a Moscú?

Sigo vuestras aventuras y felicidades por los retratos de la ciudad.

Peter Pánico dijo...

Por cierto, a ver si contesta a algún comentario, caralho!

Sally Hayes dijo...

la idea de parecer aún más tonta de a lo que creo puedo llegar por mi misma me ha hecho sonreir sin querer, que es algo bueno. Tanto como ser de los pocos que conocen a Dovstoievsky ¿había que dárselas de sobrado y culto eh fotógrafo?

Nahuel y Otras dijo...

No pareces tonta, solo un escozor en la axila

Nahuel y Otras dijo...

y por supuesto, como entes fisicos ya fuimos a Moscú. El Yo blogero habrá de llegar en la proxima entrega

Anónimo dijo...

¿Que paso ya se acabo el diario de viaje ? seguimos tirando patatas en casa de los PATATINOS y CACEROLO ¿heee?

Pilar dijo...

El mejor profesor del mundo se llama asier y da Teorías de la Comunicación Audiovisual, y como le dije a Javi, aunque la tengais convalidada deberíais ir de oyentes el año que viene, merece la pena, estoy por repetir hasta yo! jejeje
Pues nada, espero verte pronto por la UC3M, ¿tú vuelves en el 2º cuatrimestre o te quedas?