El dato de diecisiete ancianos muertos en los tres últimos meses a causa de algún tipo de asfixia supuestamente derivada de la falta de oxígeno ha activado la voz de alarma, sin embargo, el gobierno se muestra cauto y atribuye los fallecimientos a causas naturales. Las palabras del presidente, que hace unos meses avivaron la confianza de la ciudadanía, comienzan a volvérsele en contra “Es un compromiso de este gobierno que a ningún ciudadano de este país le falte nunca el oxígeno. Un compromiso y una obligación del estado tal y como detalla nuestra constitución y la carta europea de derechos humanos. A nadie le faltará el aire mientras yo sea el presidente”.
Según las previsiones del Ministro de Economía, este ha sido el último mes en él que se esperaba un incremento de la subida de los precios, a partir de ahora el ritmo de crecimiento será decreciente. De cumplirse los presupuestos del gobierno, una posible recesión al ritmo de facturación galopante y sin bridas de las empresas proveedoras de oxígeno, respaldadas por las inversiones de las grandes corporaciones financieras, podría contagiar a toda la economía a una crisis equivalente o peor a la que taló al planeta en la segunda década del siglo XXI. Entonces, “la hecatombe”, como se la conoció popularmente, fue especialmente cruenta a causa del hambre derivada de la escasez de comida, ya extinguida en relación a como ahora la conocemos. Y las medidas impuestas para salir de la crisis desencadenaron la carestía de oxígeno que hoy padecemos.
Se me presenta arduo imaginar un mundo en el que respirar fuese gratis, valientes humanos de entonces, ¿En qué estarían pensando? Maldigo el día en el que Dios nos cedió el mundo y el instante en el que confiamos en ser animales inteligentes, obviamente aquellos; si en realidad fueron tal cosa: perecieron. Fue solo un instante, pero fue el más falaz de toda la historia universal.
Nahuel perez moro
1 comentario:
Buena la verdad es que hubiese estado mejor si hubieses hablado del dióxido de carbono, que no nos resulta tan importante como el oxigeno, pero da igual, a mi me gusta más.
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