miércoles, 8 de septiembre de 2010

Pepe Historias en Condiciones perjudiciales de espacio

Mi mejor amigo tiene serias adicciones al sexo, al alcohol y a las drogas; se llama Pepe. Pepe Historias. Son padecimientos que hace años que arrastra y que le han vuelto un hombre olvidado: ebrio y triste. Últimamente me preocupan sobre todo su modo de andar y su caótica configuración del paseo mañanero; a mi entender, completamente desacertada. Camina sin rumbo, despacio, durante horas, tejido a su sombra, leyendo su obra en voz alta (una colección de poemas eróticos de la que se siente tremendamente orgulloso) y ajeno a las circunstancias que lo rodean. Por lo general, calles concurridas de gente con prisa. Me gusta chocarme, dice. Disfruta especialmente sus tropiezos con mujeres de tetas gordas, pues son estos los que más le inspiran en su poética. Cuando llega a casa a media mañana, ya cansado, bebe, y trenza, hasta tres veces seguidas, combinados de marihuana. La hierba y la ginebra se han convertido en su único remedio contra las ganas, terribles, de tragarse un coño.

Se echa una siesta y Después de dormirse sereno, se sorprende al despertarse mojado. Al caer la tarde, borracho y lleno de valor, desciende al metro en su hora punta de ajetreo. Colándose en los vagones mas apretados, discreto y cauteloso, busca un modo de apretarse extremadamente. Hablamos de un profesional de arrimar el cebollón y, En esto, Pepe no es un caso especial, los prefiere respingones, pues como dice: “son mucho más accesibles en condiciones perjudiciales de espacio”.

No hay comentarios: