jueves, 25 de septiembre de 2008

DIOSA

La belleza, aun en prudente distancia, frecuentándola con ternura, siquiera sin un designio carnal, es una delicia para la mente. Mi sombra epicúrea se rinde al placer de mirar. Y no se confundan, la música prefiero escucharla. No entiendo de partituras. Sólo es esta canción, sus finos acordes, como un himen vidrioso e irreparable. Confío en que muera virgen, en cuerpo y mente.

¡Le parta un rayo a quien se masturbe, ella o él, viendo la foto! (que ya no está)


1 comentario:

Sally Hayes dijo...

Y debo añadir que entre los píxeles se pierde la esencia verdadera de semejante deidad.
ay!